Comentario
Intelectual y héroe underground, como algunos le han definido, Barnett Newman -Baruch Newman- (1905-1970), un americano de padres polacos, se convirtió en el teórico de la vanguardia, sin renunciar por ello a sus principios anarquistas, que le permitían aceptar sin contradicciones un individualismo de raíces románticas y la participación de los artistas en la vida política, lo que le llevó a presentarse a alcalde de Nueva York en 1933.En enero de 1943 escribió un texto para el catálogo de la exposición American Modern Artists (Artistas americanos modernos), celebrada en Nueva York, en el Riverside Museum. Esta exposición hipopótamo, como la llamó un crítico, era una especie de Salón de los rechazados que se presentaba como respuesta a Artists for Victory, en la que casi mil quinientas obras representaban la última manifestación pública del realismo y regionalismo de los años treinta en Estados Unidos. El texto de Newman era un llamamiento a "un nuevo arte en un nuevo país", un arte moderno y apolítico, portavoz de la nueva Norteamérica liberal y depositaria de la cultura y el arte europeos.Convencido de estas nuevas ideas, Newman destruyó lo que había pintado en los años treinta y principios de los cuarenta, aunque nunca estuvo en la WPA. A mediados de los cuarenta empezó su interés por los mitos judíos de la Creación, a partir del Génesis y la Kábala, poniendo en relación con ellos la franja vertical -zip (silbido), le llamaba- que aparece en sus pinturas, como Momento, de 1946 (Londres, Tate Gallery), que seguramente hace alusión al momento de la creación. Pero su importancia es posterior al primer momento del expresionismo abstracto y rebasa éste. En su labor de publicista, no menos importante que la de pintor, editó en 1951 una antología de textos dadaístas, que despertaron un nuevo interés sobre el movimiento y tuvieron consecuencias para el desarrollo del arte en los sesenta.